40 AÑOS DE ALQUIBLA
(*) César Oliva
Hace exactamente veinte años recibí, en delegación de Alquibla Teatro, un premio que le concedió El Faro, diario entonces de la Murcia inauguradora del siglo XXI. Escribí para ello una pequeña nota de agradecimiento, en nombre del grupo murciano, que por esos días estaba trabajando al otro lado del Atlántico. Antonio Saura me pidió que fuera yo quien recogiera ese honor, e intenté hacerlo lo mejor posible. Estas son algunas de las palabras que dije:
“La mejor prueba de ello [que la compañía mereciera el referido galardón] es que no están aquí para recogerlo. A miles de kilómetros del Teatro Romea de sus mayores éxitos, se disponen a actuar en una ciudad argentina, cuando ayer lo hicieron en otra, y mañana será en otra. Están trabajando. Haciendo teatro, que es lo que tienen que hacer, para que otros que no están ni en la Argentina, ni hacen teatro, recojan su premio. Alquibla lleva un montón de años en esto del arte escénico, aunque sus cabezas principales (Antonio, Esperanza, Lola) parezcan aún muy jóvenes. Un montón de años atrás alguien me dijo que un grupo de chicos hacía unas comedias que estaban muy bien. Yo los vi pronto, no sólo por curiosidad, sino porque, por aquel entonces, veía todo lo que caía a mi alrededor, e incluso iba a buscar lo que caía un poco más lejos. Esperanza cantaba (y muy bien, por cierto) en la casa de Federico Viudes y Antonio pergeñaba sus primeros montajes. Habían echado los dientes haciendo zarzuelas en Algezares, pueblo que, dicho sea de paso, tiene una tradición teatral como pocas. Por eso Alquibla no era un invento efímero. Se fue consolidando como una de las formaciones más importantes de la región de Murcia, que daría paso a una empresa teatral que mantiene una actividad profesional envidiable.
El Premio que hoy reciben no es porque el año pasado, o éste, hayan hecho una labor encomiable, o llevado a cabo un montaje magnífico. Para mí, es por una trayectoria ejemplar. Decía don Jacinto Benavente que había un demonio del teatro, un buen demonio que “tiene su infierno; pero a sus elegidos, a los que le dan su vida y su alma, a los que le quieren de verdad, les da la gloria”. Es lo que les ha pasado a Antonio, a Esperanza, a Lola y a todos los miembros de Alquibla. Enhorabuena.”
Esto lo escribía yo hace veinte años, cuando la compañía había cumplido su segunda década de actividad. Hoy, que están celebrando otras dos décadas más, cuarenta años de tarea diaria, ¡cuarenta!, no tengo por menos que recordar, en idénticos términos, cuanto entonces dije, ya que, siguen siendo válidos aquellos elogios y honras. Por eso vuelvo a felicitarlos, por seguir en la brecha, por continuar en la difícil lucha diaria de cualquier equipo de trabajo escénico (sobre todo, en provincias) que hace verdaderos milagros para sobrevivir. Alquibla es uno de ellos, y por eso están donde están. Larga vida a Alquibla.
(*) César Oliva es director de escena, dramaturgo y Catedrático de Teatro de la Universidad de Murcia.