La Verdad de Alicante
Martes, 10 de noviembre de 2009
Jaime Ors
Un excelente trabajo el realizado por la compañía Alquiba Teatro en la representación, en el Gran Teatro, de la obra Tartufo, de Molière, en versión de César Oliva, catedrático de Teatro de la Universidad de Murcia y director de escena, persona vinculada a Elche, que ha sido durante varios años director del Festival Medieval d’Elx, al que por cierto pudimos saludar y felicitar al término de la obra.
Un Tartufo actualizado al 2009, llevado a escena con dinamismo, espontaneidad, y con un plantel de intérpretes realmente destacable, y a la hora de elegir como más sobresaliente nos inclinamos por Esperanza Clares, que borda materialmente a esa criada audaz, respondona, metementodo, portando la bandera en la que se enganchan los demás. En verdad borda su papel infiriéndole una gran dosis de temperamento, de frescura.
Completaron el reparto Pedro Segura (Tartufo), Raúl Ferrández (Orgón), Esperanza Clares (Dorina), Lola Martínez (Elmira), Susi Espín (Mariana), Jacobo Espinosa (Damis), Fran Ibáñez (Cleanto), Jacobo Espinosa (Valerio), Laura Navarrete (Abuela Pernal) y Pedro Segura (Molière), con música original de Salvador Martínez y dirección escénica de Antonio Saura.
El público que no fue muy numeroso, lo pasó en grande, arrastrado por el dinamismo de los actores, sin que decayese el ritmo, sino todo lo contrario, con fases trepidantes, sobre todo en las intervenciones de la criada, contagiando a todos sus compañeros.
César Oliva, sin apartarse de la esencia de Molière, ha transpolado a nuestros días la esencia de la manipulación del poder, con humor, pero cargada de sentido crítico, de ese afán de engatusar a la gente valiéndose del sentido religioso y de artimañas, para acaparar bienes y fortunas. Un tema que perdura por los siglos de los siglos.