Notas para un café. Fulgencio M. Lax. Murcia, 6 de agosto de 2024
Lo más hermoso todavía, de Alba Saura, estrenada en el 54 Festival de teatro, música y danza de San Javier (2024), es un teatro imprescindible. Esta obra pone fin a La Trilogía del camino, compuesta por Mi cuerpo será camino (2002), No me falte el aire (2003) y esta que comentamos, que se ha estrenado este mismo año 2024. Tres textos escritos, publicados y estrenados. Un conjunto de tres piezas que cumplen, en su totalidad, el ciclo de un texto teatral.
Fiel a su dramaturgia, Alba no mira hacia otro lado incluso cuando se adentra en los espacios de amor y ternura, como podemos ver en esta obra. El compromiso, la fortaleza, sobre todo de los personajes femeninos, y la integridad son constantes que recorren su creación literario dramática.
Isabel, el personaje que servirá a Alba como eje conductor de la acción dramática, fallece a los ochenta años de edad después de haber realizado una fructífera profesión de reportera gráfica y haber formado una familia. La obra comienza con un final y, a partir de ahí, se va construyendo el pasado de Isabel, cruzado por su profesión y por su marido y sus hijos. La autora realiza un recorrido histórico que va desde la primera visita de The Beatles en 1965 hasta el 15M en el 2011, pasando por la muerte de Franco, los atentados de ETA, la transición española a la democracia, la guerra de Los Balcanes o la caída de Pinochet. Un extraordinario mapa para la memoria sostenido y culminado en una hermosa historia de amor entre Isabel (la reportera) y Pepe (su marido). Pero además, esta historia de amor recorre una época en la que Isabel, como mujer trabajadora, ha de luchar contra los condicionantes de género y reivindicar su papel como profesional, también como madre y como esposa sin que ninguna de estar parcelas, aunque le produzcan contradicción, se quede atrás. En definitiva estamos ante una mujer consciente de la necesidad de luchar por la igualdad con el hombre. Junto a ella, que no enfrente, está Pepe, su marido, que lejos de la exigencia devota y del servilismo de la mujer de la época, él la apoya en su profesión y en su desarrollo personal.
Las generaciones que vienen detrás, sus hijos y sus nietos, pivotan entre la convivencia familiar y la admiración a una figura tan importante como “la abuela” Isabel.
La autora, con una especial habilidad dramatúrgica y en su planteamiento estratégico, utiliza un recurso narrativo en su expresión teatral pero también literaria con esos cuadernos que Isabel deja a su muerte a cada uno de los personajes (hijos, marido, nieta y cuidador). A través de ellos y en un complicado juego temporal, la autora teje la acción dramática en un ir y venir en el tiempo que nos da a conocer a los personajes, su relación y sus emociones.
Desde el hecho literario dramático, Alba Saura ha trabajado con plena libertad estructural sin perder de vista la realización escénica, aun así, la transversalidad de las acciones en tiempo y espacio imponen una complejidad para el desarrollo del universo dramático y su conformación en el espectáculo. Esta complejidad la resuelve con maestría Antonio Saura con su dirección de escena introduciendo dos lenguajes de capital importancia: El referido al espacio escénico y el uso de audiovisuales. La concepción del espacio escénico es de una especial creatividad para poder lograr los numerosos espacios que exige la acción dramática. La polivalencia de los elementos y la inclusión de su tramoya en la conformación escenográfica por los mismos actores, funciona extraordinariamente bien al servicio de las transiciones de la acción dramática. Esto lo ha leído muy bien Fernando Caride en su realización escenográfica. También el uso de los audiovisuales, lejos del preciosismo e impacto que tiene este lenguaje en una gran pantalla en medio de la escena, construye la geografía vital de los personajes así como la ambientación y caracterización de la época. Joaquín Clares realiza un bello y concienzudo trabajo fotográfico en este apartado. En esta línea, la música, sin llegar a imponerse, se convierte en un hilo que ayuda a pasar la hoja del libro en este caso de la escena. Álvaro Imperial realiza una original y bella composición.
Alquibla Teatro mantiene el mismo reparto en toda la Trilogía y el nivel de interpretación es altísimo. Las continuas transiciones mantenidas en un personaje que va y viene en el tiempo y en el espacio, recorriendo la historia del pasado para poder hablar en el presenta sin que se produzcan disfunciones ni se altere el ritmo vital del personaje es una intensa tarea creativa de cada uno de los actores. Esperanza Clares interpreta a Isabel, un personaje que muere al comienzo y que físicamente no está en el presente sino que es sólo una voz del pasado y, en cambio, es el hilo conductor de toda la acción. Podríamos identificarlo con la construcción del personaje ausente que propone Buero Vallejo. Julio Navarro interpreta a Pepe, el marido de Isabel, cuya responsabilidad es la de construir la amabilidad, el amor, la sencillez y la entrega al servicio de las expectativas de su mujer y que el actor resuelve con bastante solidez. Ambos, desde su gran experiencia sobre las tablas y la cantidad de personajes que ya habitan en su interior, se convierten en los ejes articuladores de la dinamicidad del espectáculo, tan necesaria para una estructura tan compleja como es la de este texto. Cristina Aniorte, Nadia Clavel, José Ortuño y Pedro Santomera, también con una gran experiencia artística, trazan las relaciones que van a caracterizar a cada uno de sus personajes, dando la impronta personal y distintiva al construir desde dentro, desde las emociones, desde ese espacio interior al que ha abierto el camino el texto.
Decía al comienzo que estamos ante un teatro necesario. Un teatro que nos trae nuestra historia para poder recuperar la historia. Es un teatro de ternura y de esperanza. Al final, las palabras de Pepe son de reconocimiento y de esperanza porque todo está bien: “PEPE.- Cuando ya no estemos, cuando ya no quede nadie que recuerde a los que aún nos recordarán, cuando gane el espléndido olvido, la vida seguirá, y es hermosa. Y así deben ser, la vida y la muerte, hermosas. Abraza este final, mi amor, y bailemos.”
Pero esta Trilogía es mucho más. Es la historia de una vida reflejada en 40 escenas como expresión de vida de los 40 años que Alquibla Teatro lleva en los escenarios. En palabras de la compañía: “La Trilogía del camino es nuestra propia historia, la de Alquibla Teatro a lo largo de cuarenta años de camino itinerante: nuestro devenir migrante de teatro en teatro, nuestra ilusionante juventud, espectáculo tras espectáculo, y nuestro respirar calmado al final del recorrido.”