Julio Navarro ha ganado el premio a la mejor interpretación masculina por su personaje de Pepe Ojeda en Los Caciques, en el XXI Certamen de teatro Garnacha de Rioja (Haro) 2018.
Desde Alquibla Teatro queremos expresar nuestra más sincera enhorabuena por este reconocimiento tan merecido a su interpretación y a toda su trayectoria dentro y fuera de la compañía.
Los caciques, de Arniches, España frente al espejo
Óscar San Juan
Crítica de teatro La Rioja
Los Caciques, tragicomedia escrita por Carlos Arniches, es una magnífica adaptación de Saura que vuelve a poner en relieve la corrupción y el cohecho en España.
César Oliva, responsable de la adaptación, ha sabido con maestría depurar los textos de Arniches ajustándolos al público actual y facilitando así al espectador el disfrute de una obra ambientada en los años 30, pero en la que nos reflejamos hoy, en el siglo XXI. El espectáculo, sin duda, muestra la crítica social del autor de una forma satírica y logra que el patio de butacas, entre risas, reflexiones sobre lo atemporal de las escenas.
Con tan solo cuatro elementos decorativos que durante la obra están en constante movimiento, absolutamente a oscuras y con un potente sonido de tren comienza un divertido montaje que desde el minuto uno nos traslada a la España de los años 30, en la que los ayuntamientos todavía acarreaban el caciquismo implantado durante la dictadura de Primo de Rivera.
Una España, que a día de hoy no ha cambiado tanto y en la que la pillería, la picaresca, la verbena y el cotilleo están a la orden del día.
El casting ha sido todo un acierto y durante toda la obra se respira la cohesión entre los actores. Con gran maestría han conseguido que un escenario contemporáneo minimalista, compuesto por un módulo central de cartón multifuncional, sea suficiente para lograr que el espectador viaje en el tiempo y que los actores brillen sin necesidad de ornamento. Por supuesto, el cuidado vocabulario, la lograda actitud escénica de cada uno y el excelente vestuario hacen que la simplicidad escénica sea un punto positivo en esta obra con un final en el que triunfa el amor y pierde la corrupción.
Los caciques se divierten de gira
Antonio Arco
La verdad de Murcia.
Cultura y Sociedad.
Lunes 19 de noviembre de 2018, página 30.
La obra de Carlos Arniches, en versión de César Oliva y representado por Alquibla Teatro bajo la dirección de Antonio Saura, ofrece diversión y buenas interpretaciones.
El montaje, cuyo reparto lideran Manuel Llamas, Esperanza Clares y Julio Navarro, se verá en teatro de Navarra, Comunidad Valenciana y La Rioja.
Murcia. Lo dijo ya Carlos Arniches, ¡en 1920!, por boca de Pepe Ojeda, el personaje más entrañable de cuantos aparecen en Los Caciques, su popular obra estrenada ese mismo año. Esto sentenció: «Los españoles no serán felices hasta que no acaben con los corruptos y con los caciques». Ummmmmmm, y ahí andamos todavía, en una especie de limbo ciudadano repleto de altibajos de entusiasmo, esperanzas que se diluyen rápidamente en que por fin se acabe la corrupción, y nuevos vendedores de crecepelo de todas las ideologías, incluidas las más peligrosas. ¡Pero si hasta tenemos a todo un yerno real en prisión! Vista hoy Los Caciques, tras la deprimente y sangrante epidemia de corrupción y de chorizos amparados por las urnas y sedientos de quedarse con el dinero que no es suyo que hemos tenido que soportar, esta obra provoca un sentimiento agridulce. Te ríes, claro que sí, pero maldita sea la gracia que tienen los corruptos. Ninguna, como bien sabe Antonio Saura, director de la compañía murciana Alquibla Teatro, cuyo montaje de Los caciques, que han logrado entre todos –equipo artístico y técnico a una gran altura-, que se disfrute con una sonrisa en los labios durante toda la función, está protagonizando una gira que los llevará por teatros de La Rioja, Navarra y Comunidad Valenciana, así como de Toledo y Granada.
Alquibla tenía previsto montar Los caciques en 2016, pero finalmente decidieron no hacerlo tras enterarse de que otro montaje de esta misma obra llegaría a los escenarios dirigido, de nuevo, por el más veterano de los directores de escena españoles, el también murciano Ángel Fernández Montesinos, responsable al mismo tiempo, ayudado por el productor Juanjo Seoane, de la versión. Montesinos ya la había dirigido en 2001, con un inmenso José Sazatornil “Saza” que se salía del escenario y al que te daban ganas de llevarte a tu casa a merendar para que te alegrase la tarde y la vida perra (más o menos).
Finalmente, Alquibla estrenó sus Caciques a finales de 2017 en el Teatro Romea de Murcia, que coprodujo el espectáculo, apostando por la versión firmada por el gran César Oliva con la que sirve el texto al público; de nuevo, muy acertado en la claridad, la elegancia y esa humanidad siempre tan a flor de piel, que siempre impregna sus trabajos, que tanto se agradece en tiempos tan desabridos.
Los caciques, planteada por Saura como «una tragicomedia grotesca sobre la corrupción en la España de hace muchos años», y cuya acción Oliva ha reubicado en 1932, en plena Segunda República y bajo el gobierno de Manuel Azaña, tiene también mucho de comedia -¡muy española!- de enredo que, entre col y col, sirve al público una crítica feroz de ciertos comportamientos que, lamentablemente, parecen ser muy españoles. Sí, también tiene mucho de tragedia grotesca que se desarrolla en la localidad castellana de Villalgancio, que lleva décadas siendo gobernada por el mismo alcalde corrupto, vivales y, por supuesto, campechano (y tal) y perseguidor de faldas al que todos llaman don Acisclo.
Lamezapatos
Rodeado de los típicos lamezapatos que todos conocemos -¡aaarrgg!-, y apoyado en sus fechorías por otros mendas de su equipo, se le notifica de pronto la llegada de un inspector de la capital que viene a analizar las cuentas de su Ayuntamiento. Y, claro, piensa según sus costumbres: «¡Lo compro y punto pelota!». No obstante, quienes se dejan caer por allí primero son el joven Alfredo y su tío Pepe Ojeda, con el propósito de solicitar la mano de Cristina, sobrina huérfana del regidor. A estos dos pájaros con buen corazón los confundirán con los enviados desde Madrid, y ya tenemos el malentendido listo para que se vivan cómicas situaciones a las que todos los actores se enfrentan con desparpajo y profesionalidad.
Muy bien iluminado el montaje por el propio Saura, que con Los caciques recupera su pulso de director que sabe conectar con el público sin olvidarse de su alto nivel de autoexigencia; también destaca la música de Salvador Martínez, en la línea de acierto y calidad ya lograda en montajes anteriores de la compañía como El sueño de una noche de verano (2000), de Shakespeare, y Las bodas de Fígaro (2004), de Beaumarchais, así como la escenografía en cartón, cómoda para su transporte y sugerente y muy eficaz en escena, de Fernando Caride.
Muy bien los intérpretes, que derrochan gracia siguiendo la estela de los grandes cómicos españoles. Todos naturales, sin engolamientos, formando un conjunto que resulta homogéneo en su calidad. Genial Julio Navarro en su mejor trabajo con Alquibla, dando vida al vividor Pepe Ojeda; y muy creíbles, divertidos y volcados con éxito en sus personajes Alberto García Torno (Alfredo, sobrino de Pepe Ojeda), Manuel Llamas (don Acisclo), Pedro Santomera (el alguacil), Manuel de Reyes (don Régulo, sargento de la Guardia Civil), Pepe Villena (secretario del Ayuntamiento), la deliciosa Nadia Clavel encarnando a Cristina, y las dos actrices históricas de Alquibla: una desternillante Lola Martínez (Cesárea, esposa de don Acisclo) y Esperanza Clares (Eduarda, esposa de don Régulo), que pone con hondura y maestría el punto dramático a la función. Unas Lola Martínez y Esperanza Clares en plena forma, dominando el escenario como supieron hacerlo mano a mano en Las reinas del Orinoco (1997).
En evidencia
Una función, la de estos “Caciques”, que divierte y que, al mismo tiempo, pone en envidencia la realidad: se nota en el público que estamos hastiados tras estos años de “Gürtel” y de otras calamidades; a excepción, faltaba más, de los corruptos en sí mismos y de sus procesiones de devotos: los estómagos agradecidos, los suegros, los tontos aduladores que chupan del bote, los tontos sin más que encima no chupan, los ignorantes de turno que no se enteran de nada o que han hecho como si no se enterasen.
«El humor de nuestra propuesta», explica Saura, «que brota de lo grotesco, fluye en un delicado equilibrio entre la tradición y la innovación, el arrebato y la sutilidad, el apasionamiento interpretativo y el compromiso ético, la diversión y un ritual de confrontación de ideas, emociones y sensaciones, que lo aleja del mero teatro de evasión». En la Región, las próximas representaciones de Los caciques tendrán lugar ya en 2019.
Tres claves
La música
Salvador Martínez Logra una de sus mejores composiciones para la compañía murciana.
La versión
César Oliva demuestra de nuevo su talento y finura para adaptar, desde el respeto, los textos conocidos.
Dirección e iluminación
Antonio Saura, como director e iluminador, firma uno de sus trabajos más logrados
Alquibla Teatro estará presente en Mercartes 2018 presentados dos producciones:
Los Caciques, de Carlos Arniches, versión César Oliva. Dirección escénica: Antonio Saura.
Estreno: noviembre 2017. En gira.
Incluida en el Programa Platea 2019.
Mucho Ruido About Nothing, de William Shakespeare, versión libre de Alba Saura. Dirección escénica: Antonio Saura.
Próximo estreno: agosto 2019.