EL PúBLICO SE LEVANTó ANTE LA ORESTíADA.

FESTIVAL DE TEATRO CLÁSICO DE MÉRIDA

La Orestíada convence.

La ovación tras el estreno en La Alcazaba emeritense de esta versión de Diana de Paco se prolongó durante varios minutos. “Orestíada. Cenizas de Troya” está dirigida por Antonio Saura.

EL Periódico. Suplemento de Ocio y Espectáculos. Domingo, 12 de agosto de 2007.

EL PÚBLICO SE LEVANTÓ ANTE LA ORESTÍADA.
Fernando Macías. El Periódico de Extremadura. Domingo, 12 de agosto de 2007

La Alcazaba dedicó una ovación de varios minutos a los actores de la obra.

Orestíada. Cenizas de Troya pasó la prueba de fuego en el Festival de Teatro Clásico de Mérida con nota. Tras la representación de la obra, los espectadores concentrados en La Alcazaba árabe se pusieron en pie para ovacionar a los actores que llevaron a escena esta versión de Diana de Paco.
            Interpretada por el grupo Alquibla Teatro, la obra pone de manifiesto cuestiones  inherentes a los humanos, como la envidia, la ambición de poder o el ansia de venganza. Sentimientos de antaño, pero también eternos, con los que la compañía hace reflexionar a los espectadores. “Necesitamos, como Orestes, dar con la raíz de la violencia para poder erradicarla y que acabe la sed de venganza”, dijo Antonio Saura, director de la obra.
            La función, de algo más de 120 minutos de duración, se divide en cuatro partes: el prólogo, protagonizado por el mito de Ifigenia; las partes centrales (Agamenón, Electra y Orestes); y concluye con un epílogo, protagonizado por el coro, cuyo canto simboliza una exhortación a la paz.
            Los ocho actores que salen a escena iban vestidos con atuendos actuales, acercando los textos clásicos a nuestros días. La obra, concebida para ser representada en espacios cerrados, fue perfectamente adaptada a las posibilidades que ofrece La Alcazaba. El mayor problema que se plantea era el viento, que más que entorpecer, fue muy agradecido por los actores.
            Una puesta en escena donde la música, presente en casi toda la actuación, y el coro, formado por los propios actores, tuvieron especial relevancia durante el espectáculo. Según afirma Saura, “la música mediterránea de Salvador Martínez es imprescindible para ubicar y contextualizar al público”. Pero lo que más adorna la obra es el juego de luces, cuya intensidad y color muestran los sentimientos de los protagonistas.
            Los micrófonos desgastaban el sufrimiento que manifestaban las voces de los intérpretes, “pero eran necesarios para que el sonido llegase a toda la grada dado que es un espacio abierto”.
            La parte más complicada de esta obra fue la elaboración del texto. La versión de Diana de Paco une los argumentos de tres grandes dramaturgos clásicos, Esquilo, Sófocles y Eurípides, y el teatro de Séneca. “Es una versión libre de textos clásicos ya que incluimos nuevas escenas, necesarias para poder comprender la historia y engranar a los diferentes autores con los que hemos trabajado”, expresó emocionada la autora tras el estreno de su Orestíada.

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