Antonio Arco.
La Verdad de Murcia.
Martes 12 de mayo de 2020.
“Llévame contigo. Concierto para una mujer sola” es el segundo proyecto que una a Alquibla Teatro con el dramaturgo murciano Fulgencio M. Lax, y ambos han sido muy especiales para la veterana compañía que dirige Antonio Saura, y de cuya producción ejecutiva se encarga la también actriz Esperanza Clares. Si en la primera ocasión, con “Háblame”, dirigida por Juan Pedro Campoy y con un reparto encabezado por la popular y querida María Garralón, se trataba de la primera vez que Alquibla coproducía un espectáculo no dirigido por Saura, ni protagonizado por sus actores habituales, también ahora, con “Llévame contigo”, volvemos a estar ante una primera vez; pero, en esta ocasión, todavía más inesperada e histórica en la exitosa trayectoria de la compañía. Hablamos de su primera incursión en el teatro virtual, online, sin público en vivo, pero, eso sí, en riguroso directo. Una experiencia de lo más extraña y arriesgada que en el estreno del pasado sábado, tras la interpretación de infarto de Esperanza Clares, que se entregó al reto como si la supervivencia del planeta dependiera de que ella se dejase la piel esa noche, allí, en el dormitorio de su propia casa, logró dejar conmovidos y muy felices a los 23 espectadores que participaron en la sesión, posible gracias a la plataforma Zoom.
El monólogo de Fulgencio M. Lax, servido con un esmero y fuerza arrolladores por Clares, por momento semejantes a un animal salvaje, con sus heridas del alma expuestas con una dolorosa verdad ante la que enmudeces, y en otras ocasiones divertida, socarrona, con esa vis cómica suya que resucita a un muerto, es una flecha de soledad e infortunio que se te clava directa.
Si “Háblame” en un texto cargado de buenos sentimientos, optimista y en el que se hace un himno cuajado de gratitud a toda esa gente -tantas abuelas y abuelos, tantos padres y madres…- capaz de sacrificarse por el bienestar de los suyos, “Llévame contigo” se adentra con dureza, si bien es cierto que amenizada por los fragmentos de conocidas canciones de desamor que la actriz interpreta con incuestionable personalidad, en ese territorio de tierra quemada y de hastío donde suelen habitar la soledad profunda y el espinoso sentimiento de abandono.
He aquí una mujer sola, que encarna en su deambular por una habitación, mientras el alcohol va haciendo mella en ella y el aire se va poblando de todas las nostalgias que encierran las canciones con las que va arropando sus recuerdos, las soledades de todos nosotros, la desorientación y la tiniebla. Canciones como el tango “El día que me quieras”, la zamba “Alfonsina y el mar”, la letra de Jacques Brel “Ne me quitte pas”… Esperanza Clares lo borda: te la crees, la compadeces, no quieres dejar de escucharla cuando habla, ni que termine de cantar, y te gustaría poder compartir con ella esa botella de vino blanco de la que no deja ni gota.
Sola. En su habitación. Interpretando para un público que ella ni ve, ni siente. En mitad del vacío. Podía haber sido un desastre, pero fue un éxito. La clave: una emoción sincera y caudalosa que no pudieron frenar las pantallas. Y la certeza de que, aunque no te conozca, se está dejando la vida por ti; tan lejos, pero tan cerca cuando parece contarte al oído: “Las canciones de amor son historias que se llevan en el alma y a mí me la robó un canalla. Un extraordinario y maravilloso canalla que me destrozó la vida y solo fue capaz de dejarme unos pequeños ratos de felicidad”.
Vivencia
Recuerda Saura que “el teatro es ‘cultura viviente’, como afirma Jorge Dubatti, y solo es posible en comunidad, compartiendo creadores y espectadores un mismo aquí y ahora donde el hecho escénico está sucediendo”. Cierto es. Pero hoy, en mitad de este mundo vuelto del revés por la pandemia, se pregunta: “¿Acaso no podemos generar un espacio de convivencia, de comunidad y de vivencia colectiva de una experiencia artística a través de lo virtual?”. Y para responderse él mismo a su pregunta, se ha lanzado con la pasión de siempre a la aventura ys e ha embarcado en lo que denomina “dramaturgia del confinamietno”.
Y ha empezado por el estreno de “Llévame contigo”, de la que se programarán más “funciones” para los espectadores que quieran disfrutar la experiencia y se lo hagan saber a la compañía a través de un correo enviado a alquiblateatro@gmail.com. Quede claro: no es teatro grabado. Quede claro también que ardo en deseos de volver a encontrarme sentado, expectante, en el patio de butacas de teatros como el Romea, y al aire libre de verano en auditorios como el del Parque Almansa de San Javier. Teatro, ese veneno de dioses.